Hoy habíamos pensado en ir a ver el
Parque Lumpini y el Barrio Chino, llegar pronto al hotel y darnos por fin un baño en la piscina e ir después al mercado nocturno de
Patpong.
Yo tenía en mi imaginación que el parque Lumpini sería un Parque parecido al Retiro
en el que habría
casetas que serían
cafeterías en
las que podrías
desayunar y por eso decidimos desayunar al llegar allí.
Cogimos
un taxi y nos fuimos hacia el Lumpini. Nos costó 80 baht. Al llegar allí, apenas había gente, las pocas personas
que había
eran jubilados que se reúnen en el Parque. Empezamos a andar buscando un lugar para
desayunar, nos sentamos en un banco, seguimos andando, hicimos fotos, seguimos
paseando y nada... Que por allí no habían ningún sitio para desayunar. Mi gozo en un pozo. Yo sin
desayunar no soy persona y mucho menos animal de compañía por lo que sólo me faltaba ladrar,
jajajajajaja. Finalmente desistimos en nuestro empeño de tomar un rico café con algo dulce y decidimos
recorrer el parque tranquilamente. La verdad que el parque es bonito pero a mi
me gusta más el
Retiro o Central Park.
Después de hacer unas cuantas fotos
decidimos salir del parque y buscar un buen sitio para desayunar. Nos pusimos a
andar y tras andar unos cinco minutos encontramos un lugar ideal para
desayunar. Nos pedimos un desayuno Mediterráneo, bien completo, la verdad
que ya teníamos hambre.
Según estábamos desayunando se puso a
llover y alargamos un poco el desayuno. Como no dejaba de llover decidimos
cambiar los planes y no ir hasta por la tarde al barrio chino. Así que nos pusimos a pensar qué podíamos hacer y mirando el plano
vimos que el MBK estaba cerca de allí. No somos de centros comerciales pero era la mejor solución. Pues nada... Nos fuimos al
MBK. Por el camino tuvimos que pararnos varias veces debajo de paradas de bus y
puentes porque llovía con fuerza. Finalmente llegamos al centro comercial. Para
aquellas personas a las que les gusté comprar, este es su sitio. Hay de todo. Es enorme. Eso si,
no me preguntéis
los precios porque no lo sé. Nosotros no compramos nada. Ah, miento, si, me compré dos fundas para el móvil por 2 eurillos cada uno.
Yo creo que más o
menos como en los chinos de aquí.
Después de recorrernos todas las
plantas, decidimos salir a la calle para ver si había dejado de llover y si, ya no
llovía.
Decidimos coger un taxi para ir a China Town pero todos los taxis que paramos
nos dijeron que no con meter. China Town estaba muy cerca y no les compensaba
llevarnos, así que
nos fuimos en sky train y metro. Era la primera vez que cogíamos el skytrain y nos resultó sencillo, eso si, sale más caro que ir en taxi (skytrain:
40 baht y metro: 36 baht; los dos).
Finalmente
llegamos a China Town, estuvimos dando una vuelta y terminamos comiendo allí. Era un sitio grande, con
muchas mesas en la calle, comimos genial y barato (220 baht).
La vuelta
a Kao San la hicimos en taxi.
Nos dimos
una duchita en el hotel y nos fuimos al mercado nocturno de Patpong. Ir en taxi
nos salió por
80 baht. Habíamos
leído
que había que
tener cuidado en este mercado por tema de robos, peleas... Y nada de eso. Nos
pareció un
mercado normal. Los precios no los sé porque no nos gustó nada de lo que vimos y no preguntamos precios. Ahora que
ya hemos regresado y hemos visto muchos mercados, puedo decir que es uno de los
peores. Si no se tiene nada que hacer, por verlo no está mal pero a mi me parece que se
puede prescindir de él salvo que se vaya buscando ver los típicos espectáculos de las chicas Ping-pong.
Te lo ofrecen continuamente.
El taxi
de vuelta nos salió por 68 baht.
Terminamos
cenando en el sitio preferido de nuestra calle Rambuttri ( 2 cervezas + 2 Pad
Thai: 190 baht).
Como era
nuestra última
noche en Bangkok (aunque al final del viaje estaríamos un día y medio más), decidimos darnos un masaje
en los pies de una hora (150 baht cada uno) y tomarnos unas cervecitas en uno
de los garitos de Khaosan. Fue la mejor decisión. Ese sitio me sigue
provocando una gran felicidad cada vez que me acuerdo de él. El ambiente de alegría de todos los que estábamos allí era impresionante. Hay que
vivirlo. Lo pasamos genial. No lo olvidaré jamás. Nos dieron las tantas, cuando nos dimos cuenta eran las 03:00 de la mañana y nos teníamos que levantar a las 04:00. Nos fuimos al hotel y dormimos menos de una hora. Cuando sonó el móvil yo estaba que me moría, que mal. Desde entonces no volví a beber cerveza en todo el viaje.
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