miércoles, 7 de agosto de 2013

11 DE OCTUBRE: TERCER DIA EN SIEM REAP (Beng Meala)

Nos levantamos a las 06:30 porque habíamos quedado con Phally a las 07:00. Hoy teníamos que ir a Beng Meala y nos había dicho que eran unos 40 km y como íbamos en tuk tuk, tardaríamos más, por lo que había que madrugar bastante. En el hotel la tarde-noche anterior habíamos dejado encargado el lunch para llevárnoslo hoy.
De camino al templo vimos muchas cosas: desde la gente que va a sus trabajos, a personas trabajando en el campo, niños, animales... Cuando ya estábamos casi llegando, de repente Phally se para y comprobamos que ha pinchado. Madre mía!!! Estábamos en medio de una carretera y justo al lado izquierdo había una pequeña casa camboyana (muy muy pobre). Las personas que se encontraban en la casa se nos quedaron mirando y Phally se acercó al hombre que había y le dijo si nos podíamos quedarnos un rato en su casa mientras el se iba a arreglar el pinchazo. Yo no me lo podía creer. Allí, en medio de la nada, aparecemos nosotros y unos señores sin conocernos de nada nos dejan esperar en su casa. El hombre le dijo a Phally que no había problema y allí que fuimos. Cogimos nuestro lunch y nos sentamos en una mesa grande que estaba en plena calle pero debajo de un pequeño tejado hecho de paja (para ellos eso debía ser como el salón). Nos dejaron en la mesa tranquilamente mientras que ellos estaban sentados en el suelo, en un pequeño porche (muy viejo) que tenían. La madre estaba echando una especie de aceite a una de las hijas en el pelo y después de echárselo la peinaba. El hombre se tumbó en el porche en una pequeña alfombrilla y mientras el perrete que tenían se acercaba a nosotros a pedirnos comida. El que más disfrutó fue el perro. Se puso morado. Cuándo se verá en otra?.
De repente, apareció una señora en una pequeña moto (también muy antigua) y al ver que estábamos allí se acercó a preguntar a los dueños de la casa. Y después se nos acercó. Debieron contarle lo que había pasado y por qué estábamos allí. La señora se puso a hablar con nosotros, bueno... más bien a intentar entendernos porque ella no sabía nada nada de inglés y nosotros nada de Camboyano por lo que utilizamos el mejor lenguaje: el gestual. Fue muy divertido porque era la típica vecina cotilla que en cuanto ve algo nuevo, allí que va. Al final, entre la vecina y el perro se comieron casi todo nuestro lunch pero no nos importó en absoluto porque ni la vecina ni el perro habían comido nunca muchas de las frutas que comieron (y que no creo que vuelvan a comer).
El tiempo de espera se nos pasó sin darnos cuenta y en seguida apareció Phally con la rueda arreglada.Cuando llegó le dijimos si teníamos que dar algo de dinero a la familia por habernos dejado esperar en su casa y nos dijo que no, que se podrían ofender, que lo habían hecho sin nada a cambio. Así que nos despedimos de ellos y nos subimos en el tuk tuk.
Al ratito llegamos a Beng Meala. A mi, después de todo lo que habíamos visto el día anterior, me decepcionó bastante. No está mal pero está bastante ruinoso. lo que más me gustó fue el grupito de niños/as que nos encontramos jugando dentro del templo. Desde mi punto de vista, no iría a Beng Meala, sé que una vez que estás allí quieres ver lo máximo posible, pero depende de los días que se tengan para estar en Siem Reap ya que hay sitios mejores que este.
Después volvimos por el mismo camino y paramos a comer en un restaurante. Era el típico restaurante de guiris. Comimos bien, normal. No recuerdo el precio. Nos fuimos a buscar a phally y vimos que estaba durmiendo, junto a más conductores y más guiris como nosotros, en un porche alargado y grande con muchas hamacas y como dicen: "allí donde fueres haz lo que vieres"... nos tumbamos en las hamacas ha echarnos la siesta. Espectacular lo bien que estuvimos!!!.
Cuando Phally se despertó nos fuimos hacía Siem Reap para ver más templos (más pequeños que los que vimos el día anterior) y a última hora de la tarde, subimos al monte XXXXXX para ver la puesta de sol. Cuando llegamos, estaba lleno de gente haciendo fotos. Las vistas están bien pero no son espectaculares como yo me imaginaba.
Llegamos al hotel a las 18:30 y nos bajamos a dar un baño en la maravillosa piscina que teníamos. Justo cuando iba a entrar en el agua, una de las chicas del hotel me dijo que era mejor no bañarse cuando era de noche porque había mosquitos y me podían picar. Yo no le hice caso y me metí. Nos dimos un baño perfecto, no había nadie en la piscina. Al salir, nos dieron un té y unos frutos secos gratis cuando nos sentamos en las tumbonas.
Después subimos corriendo a la habitación para secarnos y bajar a que nos dieran una masaje de una hora que habíamos dejado reservado para hoy (5 $ cada uno). El masaje fue espectacular.
Después nos arreglamos un poquito y nos fuimos a cenar. Por el camino compramos 3 hamacas y 7 gorros camboyanos (total 20 $).
Esta vez fuimos a cenar a un sitio más cuco pero que no nos gustó mucho (1 pizza , 1 sopa noodles y dos cervezas: 17$). La atención fue bastante regular y las cervezas no estaban muy frías.
Paseito por el pequeño mercado nocturno y vuelta al hotel a descansar. Había sido un día largo e intenso. Yo lo pasé genial. Lo que más me gustó fue el ratito que estuvimos con esas personas en su casa, lo amables que fueron. Nos dejaron el mejor sitio que tenían de su casa. Eso en España, hoy en día, es impensable. ¿Quién metería a un desconocido en su casa por que se lo pida otro desconocido?.
Que gente tan buena hay por el mundo.
 

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